Registros fósiles encontrados en África datan que la especie a la que pertenece el género humano tiene por lo menos 130 mil años de antigüedad. Es decir, el hombre moderno conocido como homo sapiens (del latín hombre sabio), no es tan moderno como parece.
Durante 130 milenios el homo sapiens ha desarrollado habilidades de conocimiento inimaginables. Pero no solo en las 5 últimas décadas, como el desarrollo tecnológico actual nos deja ver, sino desde por lo menos hace 30 mil años.
Todas las grandes construcciones de civilizaciones antiguas, como Karnak, Giza, Stonehenge, Angkor, Easter Island, Chicen Itza ó Atlántida fueron construidas simple y sencillamente utilizando tecnología. Tecnología desconocida por las generaciones actuales. Tecnología que desapareció junto con cada civilización debido a diferentes circunstancias, entre ellas el cíclico proceso de descongelación de los glaciares, el cual trae consigo grandes movimientos de agua en los océanos y movimientos de las placas tectónicas. Esto lo conocemos como desastres naturales cuando para nuestra madre Tierra tan solo es parte de su ciclo de vida natural, el cual apenas empezó hace 4 mil 500 millones de años.
Los grandes científicos que nuestra época conoce y documenta, han pasado por difíciles etapas de represión en el largo despertar del homo sapiens; un despertar aletargado por una sociedad anestesiada por sus creencias. De ahí que el 80% de los premios Nobel son galardonados a personas que no practican religión alguna, aunque muchos de ellos aceptan la existencia de un creador o animador del universo.
La ciencia mas temida por las religiones, seguida por la Física Cuántica, es la Arqueología. Ésta demuestra con evidencias físicas e históricas la gran cantidad de contradicciones existentes en los libros “históricos” sagrados. Llevando a concluir que muchos de ellos fueron escritos como historias fantásticas para darle poderío a algunas comunidades, pueblos o imperios. Así lo demuestra el libro “La Biblia Desenterrada” del ex-director del Instituto de Arqueología de la Universidad de Tel Aviv, Israel Finkelstein.
Las creencias en dioses que eligen a sus pueblos o incitan a la guerra y que demandan adoración bajo amenaza de castigos eternos, entorpecen la capacidad de razonamiento y el desarrollo intelectual del homo sapiens.
El cerebro del homo sapiens cuenta con la maravillosa cualidad de crear la realidad de su entorno. Habilidad que es reforzada por conocimientos y amenguada por creencias. La física cuántica ofrece muchas respuestas a lo que la conciencia es y la forma en que un pensamiento puede colapsarse en algo “real”. Sin embargo, los pensamientos son afectados por expresiones lingüístico-culturales como lo son las religiones.
Si desde que un individuo nace su cerebro percibe información relativa a costumbres, dogmas y creencias, no puede crear realidades diferentes a las que su entorno le ha ofrecido. Si a una persona se le dice desde su infancia y se le sigue repitiendo a lo largo de su vida, que una mujer dio a luz a un ser divino sin experimentar el proceso natural de fecundación, lo hará parte de su realidad y difícilmente podrá cambiarla.
Si a otra persona se le explica desde su infancia que su cuerpo está compuesto de conciencia y energía y que es una manifestación del mismo creador, entenderá que su naturaleza es idéntica a la de ese algo que da origen a la vida, logrando con ello habilidades naturales que para algunos serían “milagros”. Haciendo asi, una realidad diferente y por mucho, mas sofisticada.
Carl Sagan decía “no se puede convencer de nada a un creyente, pues su creencia no se basa en la evidencia, sino en una profunda necesidad de creer”. Esa necesidad surge a nivel celular como una adicción química, ya que los sentimientos y estados de ánimo liberan proteínas desde el hipotálamo que intoxican todo su organismo.
El homo sapiens despierta y se adormece en una forma cíclica, alcanzando grandes niveles conocimiento y de conciencia y regresando a niveles muy bajos cuando sus civilizaciones son destruidas por las sacudidas de la Tierra. Actualmente, tras un largo período de anestesia, cada vez mas individuos logran la experiencia del extraordinario proceso de despertar, logrando aquilatar los conocimientos necesarios para hacer conocido lo desconocido y encontrando respuesta a las cuatro grandes preguntas de su existencia.
Rod SG
Durante 130 milenios el homo sapiens ha desarrollado habilidades de conocimiento inimaginables. Pero no solo en las 5 últimas décadas, como el desarrollo tecnológico actual nos deja ver, sino desde por lo menos hace 30 mil años.
Todas las grandes construcciones de civilizaciones antiguas, como Karnak, Giza, Stonehenge, Angkor, Easter Island, Chicen Itza ó Atlántida fueron construidas simple y sencillamente utilizando tecnología. Tecnología desconocida por las generaciones actuales. Tecnología que desapareció junto con cada civilización debido a diferentes circunstancias, entre ellas el cíclico proceso de descongelación de los glaciares, el cual trae consigo grandes movimientos de agua en los océanos y movimientos de las placas tectónicas. Esto lo conocemos como desastres naturales cuando para nuestra madre Tierra tan solo es parte de su ciclo de vida natural, el cual apenas empezó hace 4 mil 500 millones de años.
Los grandes científicos que nuestra época conoce y documenta, han pasado por difíciles etapas de represión en el largo despertar del homo sapiens; un despertar aletargado por una sociedad anestesiada por sus creencias. De ahí que el 80% de los premios Nobel son galardonados a personas que no practican religión alguna, aunque muchos de ellos aceptan la existencia de un creador o animador del universo.
La ciencia mas temida por las religiones, seguida por la Física Cuántica, es la Arqueología. Ésta demuestra con evidencias físicas e históricas la gran cantidad de contradicciones existentes en los libros “históricos” sagrados. Llevando a concluir que muchos de ellos fueron escritos como historias fantásticas para darle poderío a algunas comunidades, pueblos o imperios. Así lo demuestra el libro “La Biblia Desenterrada” del ex-director del Instituto de Arqueología de la Universidad de Tel Aviv, Israel Finkelstein.
Las creencias en dioses que eligen a sus pueblos o incitan a la guerra y que demandan adoración bajo amenaza de castigos eternos, entorpecen la capacidad de razonamiento y el desarrollo intelectual del homo sapiens.
El cerebro del homo sapiens cuenta con la maravillosa cualidad de crear la realidad de su entorno. Habilidad que es reforzada por conocimientos y amenguada por creencias. La física cuántica ofrece muchas respuestas a lo que la conciencia es y la forma en que un pensamiento puede colapsarse en algo “real”. Sin embargo, los pensamientos son afectados por expresiones lingüístico-culturales como lo son las religiones.
Si desde que un individuo nace su cerebro percibe información relativa a costumbres, dogmas y creencias, no puede crear realidades diferentes a las que su entorno le ha ofrecido. Si a una persona se le dice desde su infancia y se le sigue repitiendo a lo largo de su vida, que una mujer dio a luz a un ser divino sin experimentar el proceso natural de fecundación, lo hará parte de su realidad y difícilmente podrá cambiarla.
Si a otra persona se le explica desde su infancia que su cuerpo está compuesto de conciencia y energía y que es una manifestación del mismo creador, entenderá que su naturaleza es idéntica a la de ese algo que da origen a la vida, logrando con ello habilidades naturales que para algunos serían “milagros”. Haciendo asi, una realidad diferente y por mucho, mas sofisticada.
Carl Sagan decía “no se puede convencer de nada a un creyente, pues su creencia no se basa en la evidencia, sino en una profunda necesidad de creer”. Esa necesidad surge a nivel celular como una adicción química, ya que los sentimientos y estados de ánimo liberan proteínas desde el hipotálamo que intoxican todo su organismo.
El homo sapiens despierta y se adormece en una forma cíclica, alcanzando grandes niveles conocimiento y de conciencia y regresando a niveles muy bajos cuando sus civilizaciones son destruidas por las sacudidas de la Tierra. Actualmente, tras un largo período de anestesia, cada vez mas individuos logran la experiencia del extraordinario proceso de despertar, logrando aquilatar los conocimientos necesarios para hacer conocido lo desconocido y encontrando respuesta a las cuatro grandes preguntas de su existencia.
Rod SG
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