Desde los 6 años de edad, Tensyn Gyatso, el decimocuarto Dalai Lama, recibió una educación basada en clases diarias de lectura, escritura, filosofía budista básica y memorización de las escrituras vedas y rituales. Para ejercitarse, mantenía debates filosóficos con varios Tsenshap (asistentes filosóficos) sobre diversos aspectos del pensamiento budista, pasaba horas de oración y contemplación meditativa y participaba en retiros con cuatro sesiones diarias de meditación de dos horas de duración cada una... Desde temprana edad, se preparaba para retomar el liderazgo espiritual del pueblo Tibetano. Su preparación no incluía áreas de conocimiento como matemáticas, geología, biología ni física. De hecho ni siquiera sabía que existían esas disciplinas. Su primer contacto con la ciencia se dio cuando encontró en algunas de las 1,000 habitaciones del palacio de Potala, objetos pertenecientes al decimotercer Dalai Lama, su anterior encarnación. Entre las cosas que encontró, descubrió un telescopio plegable, un reloj mecánico de diversos horarios, un reloj de bolsillo, dos proyectores de películas y tres automóviles modelos 1927 y 1931 que llevaron hasta el palacio desarmados puesto que no existían calles para que pudiesen transitar en el Hymalaya, ni en el mismo Tíbet.
Muy pronto, su interés por el funcionamiento de los relojes le permitió hacerse experto en desarmarlos y repararlos, convirtiéndose en un líder espiritual “relojero” para mucha gente en Lhasa...
Exiliado desde 1959 por la invasión China, titulado como Doctor en Leyes, Teología, Divinidad, Filosofía, Letras, Humanidades y en Ciencias Diplomáticas Internacionales, galardonado con el Premio Nobel de la Paz en 1989, reconocido como Doctor Honoris Causa por 32 Universidades en todo el mundo y habiendo escrito mas de 70 libros, Su Santidad el Dalai Lama hoy sugiere que la unión de la Espiritualidad y la Ciencia puede salvar el mundo.
En su libro El Universo en Un Solo Atomo, el Dalai Lama desafía a comprobar que los beneficios de abrir el corazón y la mente a las conexiones entre ciencia y espiritualidad, son preferibles a perpetuar la fractura entre éstas, considerando que esta manifestación es la clave para conseguir la paz, no solo en el interior de cada persona sino también las relaciones del mundo entero.
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Sus conclusiones, nacen de una simple analogía entre su tradición budista y la naturaleza de las ciencias, y de como éstas pueden ser atrapadas por el principio de la Complementariedad en de la física cuántica.
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En el Budismo la autoridad de las escrituras no puede imponerse al conocimiento basado en la experiencia y la razón. El mismo Buda veta la autoridad de sus propias palabras al exhortar a sus seguidores a no aceptar la validez de sus enseñanzas únicamente por reverencia a él, es necesario experimentar.
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En la ciencia, cuando un nuevo descubrimiento (experiencia) contradice una ley o teoría, ésta última simplemente es modificada o anulada. Por tanto, todo investigador debe tener un sano escepticismo de lo que parece ser real, para mantenerse receptivo ante nuevos descubrimientos y nuevos conocimientos.
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El Dalai Lama dice: “La espiritualidad y la ciencia constituyen aproximaciones analíticas diferentes aunque complementarias entre si, que comparten el mismo objetivo ulterior, la búsqueda de la verdad”.
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Desde 1987, el Dalai Lama recibe cada dos años en su casa de Dharamsala, India, a un grupo importante de científicos reconocidos para intercambiar nuevas experiencias en ambas líneas de investigación: Científica y Espiritual.
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Rod SG
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