26 de enero de 2008

Una Buena y otra aun Mejor.

Un día el maestro Yeshua ben Joseph enseñaba a las orillas del mar de Galilea; era tal la multitud que decidió subir a una pequeña barca y desde ahí dar enseñanzas a sus seguidores. A aquellas personas que le miraban y escuchaban les enseñaba mediante parábolas e historias sencillas con las que transmitía ideas sobre el tipo de vida que deseaba para ellos. Un tipo de vida que con su ejemplo predicaba. Les enseñaba a ser personas mas compasivas, a amarse a si mismos y a amar a su prójimo de la misma forma.

Sus allegados le preguntaron que porque enseñaba a la muchedumbre con parábolas, Yeshua les dio una explicación sorprendente: las parábolas son para las masas, para mis discípulos tengo una verdad mas profunda. Les respondió: “A ustedes se les ha dado a conocer los misterios del Reino de los Cielos.” (Mateo, 13:11; Marcos, 4:11 y Lucas 8:9-10)

Por ende, Jesús manifestaba dos niveles de enseñanzas: una Básica para el pueblo y otra Mística para sus cercanos amigos. Al pueblo le enseñaba que mediante un comportamiento compasivo y amoroso podían alcanzar su “salvación”, mientras que a sus compañeros les daba a conocer los misterios del Reino de los Cielos, o el Reino de Dios, según la fuente evangélica.


Por el año 180 de nuestra era, Irineo de Lyon, quien fue discípulo de Policarpo de Esmirna, a su vez discípulo del apóstol Juan, se dio a la tarea con algunos otros compañeros guardianes de la ortodoxia, de desechar todos los documentos que hablaran de esa enseñanza mística de Yeshua. En su monumental trabajo llamado “Contra las Herejías”, denuncia que grupos llamados Gnósticos (del griego gnosis que significa conocimiento) declaraban que Jesús les había enseñado cosas secretas a sus discípulos y apóstoles. Decía que estos grupos veían simbolismos en las parábolas y les daban explicaciones diferentes tanto a éstas, como a la resurrección y a la ascensión.

El dato trascendental es que ya habían pasado 150 años desde la pasión de Yeshua y los grupos de seguidores ya se habían esparcido por gran parte de Europa, norte de África, medio oriente y parte de Asia... y aún así, bastó un solo hombre para decidir cual de las buenas nuevas de Jesús deberían convertirse en la tradición "oficial": San Irineo de Lyon. O
bispo de Lyon, capital de Galia en Roma.

De este modo, Irineo porta la antorcha de la ortodoxia decidiendo cuales documentos evangélicos deberían considerarse y cuales no. Dejando solo cuatro y desechando cientos. Sin embargo, el ingenuo de Irineo dejó pistas de la existencia de enseñanzas privadas de Jesús en los evangelios que decidió considerar como únicos.

Si uno mas uno son dos y la existencia de una buena nueva aún mejor sigue por ahí escondida en pequeños grupos elitistas como el que formó el mismo Yeshua para transmitir sus enseñanzas, el único camino es abrir bien los ojos, los oídos y la razón.

Si el Reino de Dios esta cerca y la palabra “cerca” denota distancia, tanto en tiempo como en espacio. A cual distancia se refería Jesús? Está el reino por venir (tiempo) o está a nuestro alcance (distancia)? Debes esperarlo (tiempo) o debes alcanzarlo (distancia)?

Si el campo cuántico que accesan tus pensamientos es tan difícil de imaginar en tamaño, que hace dos mil años solo podía ser comparado con una semilla de mostaza, donde buscarías entonces el Reino de Dios?

Como diría el buen Nazareno: “el que tenga oídos que oiga”.


Rod SG

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