Es de suponerse que desde los viajes de Colón, finalmente esta mentalidad debió desvanecerse en el tiempo, sin embargo, para algunas religiones y para sus creyentes la tierra sigue siendo el centro de todo. Y peor aun, sigue siendo plana.
Fué en el contexto de la Mentalidad de la Tierra Plana donde fueron creadas las religiones de los musulmanes, judíos y cristianos. Ellos veían a su Dios desde esa tierra plana con un entendimiento del Universo prácticamente nulo, creyendo que en los límites de la Tierra existía un abismo. En ese entorno de creencias basadas en la ignorancia, se modeló la imagen del Dios de estas religiones, las cuales pretenden a la fecha que el ser humano siga inmerso en ellas.
La herencia que tenemos como resultado, es que difícilmente logramos darnos cuenta que esa forma de ver a Dios y al Universo limitan el desarrollo de nuestra espiritualidad y la evolución de la misma. La Mentalidad de la Tierra Plana corrompe completamente la forma en la que podemos pensar en Dios. El siguiente análisis nos permite observar el universo creado por dicha mentalidad.
Arriba de la tierra plana en la que vivimos, en las bóvedas del Cielo, se encuentran todas los grandes personajes que conocemos: Jesús, Mahoma, Buda, los Ángeles, el mismo Dios y hasta nuestros parientes que mas queremos están ahí. Allá arriba están todas aquellas personas que han hecho algo bueno. Y allá es a donde todos los que viven en la tierra plana irán al morir. Obviamente siempre y cuando hagan los suficientes méritos viviendo al apego de las ordenanzas de Dios. Las cuales varían en cada religión, ya que mientras los cristianos siguen 10 máximos preceptos, los judíos buscan cumplir 613 mandamientos y los musulmanes 700 aproximadamente.
Al llegar al Cielo se empieza otra vida diferente. Una vida plena de felicidad en la que se puede contemplar a Dios como gran regalo. Y no es una contemplación momentánea, o que dure tan solo algunos años... Es una contemplación que dura la eternidad. Lo cual lleva a la pregunta: Y que mas?
De tal recompensa tan monótona deriva que algunos no se sienten complacidos con el resultado de cumplir cabalmente con la vida restringida que ofrecen los mandamientos divinos. Por lo que para aquellos que el cuento de la contemplación eterna de Dios es simplemente aburrido, existe en el cielo un poco de entretenimiento, ya que con un poco de influencias se puede conseguir un arpa y tocar música gregoriana eternamente.
Es por esto, que conforme pasan los años, las religiones fundamentalistas hablan menos de lo que sucede después de la muerte. Al parecer ya no son tan convincentes. Y eso es lo mejor que pueden hacer ante tal demostración de ignorancia arraigada, soberbia y terquedad.
Pero existe otro lugar que opera como contraparte de los cielos. Un lugar que por ser lo opuesto a lo divino, se encuentra en el lado opuesto del cielo y que ofrece lo opuesto a la gran felicidad del cielo.
En la Mentalidad de la Tierra Plana a ese lugar le corresponde estar por debajo de la tierra y ofrece sufrimiento eterno y rechinar de dientes. Ese lugar es llamado Infierno. Está habitado por demonios y lleno de personas malditas sufriendo por su comportamiento indebido durante su vida en la Tierra. En ese lugar todos experimentan un sufrimiento eterno, menos los masoquistas.
De acuerdo a la descripción de Dante Alighieri el Infierno consta de nueve círculos concéntricos que a manera de estadio, bajan hasta el noveno circulo en donde se encuentra el malhumorado Lucifer. Ahí radican las almas de los mas rufianes y traidores seres humanos que han existido; entre ellos Don Judas Iscariote, quien ganó mala fama entre los cristianos de la Palestina del primer siglo, por andar de chisme caliente con la guardia del Sanedrín.
De modo que Dios se encuentra sentado en el Cielo con un telescopio y una laptop omnipotente ocupándose de observar como los habitantes del centro de universo (la Tierra Plana), cumplen o dejan de cumplir sus divinos mandamientos. Todas las acciones y todos los pensamientos de los 6 mil millones de habitantes de la Tierra, quedan registrados en la laptop de Dios. De este modo, cada que un individuo muere, Dios simplemente lo selecciona en su software Microsoft Book of Life, le da click donde dice Balance y el sistema despliega la calificación del individuo.
Dependiendo de la calificación, quienes mueren son enviados al Cielo o al Infierno. Y aunque aun no se tiene claro cual es la calificación mínima necesaria para ser enviado al Cielo, parece ser que no se necesita 10.
También existe otro lugar intermedio entre el Infierno y la Tierra Plana, llamado Purgatorio. En este lugar residen las almas de quienes no alcanzan la calificación necesaria para ser enviados al Cielo, esperando a que sus familiares que aun viven el la Tierra Plana, ofrezcan ofrendas y oraciones por su liberación y su pronto envío al Cielo. En la edad media la estancia en el purgatorio se podía reducir enormemente con algunas monedas, actividad que al parecer continúa vigente a pesar de la gran revolución cristiana armada por Martín Lutero.
Pero también existe otro lugar intermedio entre el Cielo y la Tierra Plana llamado Limbo. Este lugar apareció de pronto cuando los cristianos condenaron a no poder gozar de la presencia de Dios si no se era bautizado.
Estos bárbaros cristianos primitivos e ignorantes, atormentaron a muchos padres que perdían a sus bebés que no habían sido bautizados diciéndoles que nunca iban a volver a ver sus hijos porque éstos no irían jamás al Cielo. Afortunadamente, las religiones cristianas tienen una gran influencia con Dios y lo convencieron de que con la mera intención de bautizar a los hijos era suficiente para que las criaturas inocentes tuvieran la oportunidad de contemplar su grandeza en el Cielo en caso de morir sin ser bautizados.
Al respecto Joseph Ratzinger, actual Arzobispo de Roma, expresó sus dudas acerca del Limbo antes de ser electo Papa (2005), argumentando que la existencia del Limbo era una simple hipótesis teológica, dejando ver con esto una posible futura deportación al Cielo de las almas que ahí pudiesen habitar al cerrarse y clausurarse dicho lugar.
De este modo, partiendo de la Mentalidad de la Tierra Plana, es como se ha creado un Universo Plano y Geocéntrico con sus cuatro sitios básicos. Y solo aquellos que estudian de forma crítica estas filosofías tan absurdas, logran entender que la existencia de tales lugares como el cielo, el infierno, el purgatorio o el limbo son mera imaginación de una humanidad indocta y llena de temores.
El miedo que producen el sufrimiento en el Infierno, la gran pérdida de quienes habitan el Limbo o la dicha de la contemplación eterna de Dios en el Cielo, son algunos de los principales combustibles que dan fuerza a las grandes religiones.
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Los teólogos fundamentalistas dedican gran parte de su vida a estudiar documentos escritos a lo largo y ancho de la Mentalidad de la Tierra Plana. De modo que es imposible que aprendan algo diferente a lo escrito.
Por otra parte, los teólogos modernos estudian además de los escritos antiguos, biología molecular, astronomía, geología, arqueología, física cuántica entre otras áreas. Lo cual les ofrece un entendimiento más amplio de lo que es Dios.
Estas son las posibles respuestas de un teólogo fundamentalista ante las siguientes preguntas:
Que creó el Universo? - Dios.
Que es Dios? - Es el padre todopoderoso que siempre existió y siempre ha existido, jamás podrá ser creado o destruido, creó todo lo que vemos y lo que no vemos, es omnipresente y tiene muchas formas de manifestarse.
Estas serían las posibles respuestas de un teólogo moderno.
Que creó el Universo? - Dios.
Que es Dios? - Energía
Que es Energía? - La energía no se crea ni se destruye, solo se transforma; de modo que siempre ha existido. Es la que crea y mueve todo cuanto vemos y no vemos. Adquiere cualquier forma y está en todas las formas.
Misma descripción, diferente terminología.
Rod SG
1 comentario:
Hola, te felicito por tu blog y enlaces.
Tenemos aficiones similares. Bueno, un saludo e intentaré seguir tu ritmo. A mí me puedes encontrar en www.ignaciobernabeu.com
Saludos
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