Felicidad se ha definido por muchos años como la emoción causada por el gozo de experiencias de cualquier tipo, sin embargo, la tendencia permanente del ser humano de buscar la felicidad en recuerdos (pasado) o en deseos (futuro), ha inspirado a filósofos contemporáneos a deducir que la felicidad reside en la habilidad de disfrutar el presente, olvidándose de las experiencias del pasado y las necesidades por cubrir en el futuro. Sin embargo, el simple hecho de ordenar una agenda envía nuestros pensamientos hacia el futuro, o tratar de recordar un cumpleaños nos lleva al pasado, de modo que es prácticamente imposible mantenernos presentes buscando la felicidad en cada minuto.
Cierta o no la premisa filosófica anterior, es fácil darnos cuenta que la felicidad es comúnmente confundida con el placer. Vestir de cierta forma, conducir cierto auto, ver un concierto, celebrar un aniversario, cerrar un buen negocio, viajar, practicar algún deporte, comer en tal o cual restaurant, disfrutar de un buen vino, ver campeón a nuestro equipo favorito, ir de compras, etc.
Pero que pasaría si se celebra cada aniversario de la misma forma? o si viajásemos al mismo lugar siempre? o nuestro equipo favorito siempre fuera campeón? o si siempre fuéramos de compras a la misma tienda y tuviesen siempre las mismas cosas? Nos daría eso felicidad? Es fácil deducir que la mayoría estaría de acuerdo que no, porque pronto llegaría el aburrimiento y con él llegaría el hastío.
La felicidad es un estado mental al que se puede llegar mediante el ordenamiento o reordenamiento de las nuestras redes neuronales. Un individuo que metódicamente logra deshacerse de todos las respuestas emocionales “negativas”, entendiéndose por negativas como aquellas emociones que le traen infelicidad (enojo, rencor, odio, miedo, etc), podría expresarse ante cualquier situación con una respuesta emocional positiva de amor, generosidad, compasión, etc. Asegurando que su mente jamás podría responder negativamente porque no sabría como hacerlo.
El ser humano puede ser feliz con tan solo proponérselo, con determinación y meditación. A cualquier edad, nuestra plasticidad neuronal nos permite reorganizar la forma en que nuestras neuronas se unan para generar cierto tipo de pensamientos y deshacernos permanentemente de otros. Si se entrena la mente para generar solo el tipo de pensamientos que traen consigo emociones de alegría, difícilmente producirá tristeza. La semilla de la felicidad está dentro de cada individuo, tan solo hay que entrenar bien nuestra mente para convertirnos en verdaderos productores de felicidad.
Que la Felicidad esté siempre contigo.
Rod SG